viernes, julio 29, 2005

El orgasmo de Mi mismo



He vuelto a caer en el error de las palabras húmedas.
He vuelto a estropear las caricias que nos unen.
He vuelto a creer que mis dedos son los nuestros.
He sentido, de nuevo... el orgasmo de mi mismo.

Y bucear entre las aguas ácidas de mis pulmones.
Ser el el niño de arroz. El que no lleva sombra.
Ay! El niño...
... que cayó en las verdades de siempre desde ese cielo que quiere ser olvidado. Y que se olvida...
... que calló como los árboles. Cuando se miran las raíces.

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Ni los cielos. Ni nada. Ni tu.
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¡Cómo se ataron!

¡Esos hilos diminutos alrededor de nuestros pulgares...!

¡Cómo quisieron verse siempre juntos los amantes...!

¡Cómo lucharon por todo sin esfuerzo...!

Y las multiplicaciones, que se transparentaban de sangre.

Y del oscuro humo. Y lo de la estéril calavera. Y los gritos y los susurros. Y esos mensajes en el alma verde de la noche.

Encontraremos, amada mía...Volaremos, cariño de mis ojos... Nos perderemos... en la tierra de los suicidios lúdicos. Flotaremos entre nosotros.

Solo entre nosotros nos flotaremos el alma.


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Creative Commons License Díaz-Arri

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Los errores sirven para que la unión sea más profunda...

Nadar en las palabras húmedas,
mojarme y rellenarme...

Romper las cadenas y convertirlas en cariño, tan sólido como ellas...

Tus dedos y los míos, unidos,
son perfectos...

Tu orgasmo, mi orgasmo, nuestro orgasmo, es el todo, es el completo...

Quiero a ese niño, quiero ser niña contigo, quiero de la mano, caminar contigo...

1:42 p. m.  

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